jueves, 23 de octubre de 2008

Indicadores de trabajolismo.

1. Nos resulta difícil amarnos y aceptarnos a nosotros mismos. El trabajo se ha hecho nuestro medio de ganar aprobación, encontrar nuestra identidad y justificar nuestra existencia.
2. Usamos el trabajo para escapar de nuestras emociones. Por tanto, nos privamos a nosotros mismos de saber lo que realmente necesitamos y queremos.
3. Al trabajar en exceso, descuidamos nuestra salud, relaciones, recreación y espiritualidad. Incluso cuando no estamos trabajando, estamos pensando en nuestra siguiente tarea. La mayoría de nuestras actividades están relacionadazas con trabajo. Nos negamos a nosotros mismos el disfrute de una vida variada y balanceada.
4. Usamos el trabajo como una forma de lidiar con las incertidumbres de la vida. Nos acostamos despiertos en preocupaciones, sobre-planeamos y sobre-organizamos. Al no estar dispuestos a soltar el control, perdemos espontaneidad, creatividad y flexibilidad.
5. Muchos de nosotros crecimos en hogares caóticos. El estrés y las emociones intensas nos parecen normales. Buscamos estas condiciones en el lugar de trabajo. Creamos crisis y obtenemos una subida de adrenalina sobretrabajando para resolverlas. Entonces sufrimos retraimientos y nos ponemos ansiosos y depresivos. Estos estados de ánimo oscilantes destruyen nuestra paz mental.
6. El trabajo se volvió una adicción. Nos mentimos a nosotros mismos y a otros acerca de cuánto hacemos. Acumulamos trabajo para asegurarnos de que siempre estaremos ocupados y nunca aburridos. Nos da miedo el tiempo libre y las vacaciones y las encontramos dolorosas en vez de refrescantes.
7. En lugar de ser un cielo, nuestra casa es una extensión del lugar de trabajo. Nuestra familia y amigos usualmente organizan su tiempo con nosotros según nuestro trabajo, vanamente esperando que lo terminaremos y entonces podremos estar con ellos.
8. Nos hacemos a nosotros mismos demandas irrazonables. No estamos conscientes de ninguna diferencia entre la presión impuesta por el trabajo y la presión auto impuesta. Al sobre-agendar nuestras vidas, nos volvemos forzados, corremos para ganarle al reloj, temerosos de quedar atrasados, y nos damos tandas de trabajo para recuperar tiempo. Nuestra atención está fragmentada, tratando de hacer varias cosas a la vez. Nuestra inhabilidad para marcarnos el ritmo a nosotros mismos nos lleva al derrumbe y a fundirnos. Nos robamos a nosotros mismos el disfrute de la conclusión y el descanso.
9. Tendemos a ser perfeccionistas. No aceptamos los errores como parte de ser humanos y nos cuesta pedir ayuda. Como pensamos que nadie cumple nuestros estándares, tenemos dificultad para delegar, y por tanto hacemos más que nuestra parte del trabajo. Al creernos indispensables usualmente impedimos nuestro progreso. Expectativas irreales usualmente nos engañan y quitan la satisfacción.
10. Tendemos a ser serios y responsables en exceso. Toda actividad debe tener propósitos. Nos cuesta relajarnos y solo estar; Nos sentimos culpables e inquietos cuando no estamos trabajando. Como usualmente trabajamos aún al jugar, rara vez experimentamos recreación y renovación. Negamos nuestro sentido del humor y rara vez disfrutamos el poder curativo de la risa.
11. Esperar es difícil para nosotros. Estamos más interesados en resultados que en procesos, en cantidad que en calidad. Nuestra impaciencia comúnmente distorsiona nuestro trabajo, al no darle el tiempo apropiado.
12. Muchos de nosotros estamos preocupados con la imagen. Creemos que luciendo ocupados hacemos a la gente pensar que somos importantes y ganamos su admiración. Al buscar la aprobación de otros, perdemos la nuestra.
Como aparece en las páginas 7-8 del Libro de Recuperación de WA. Formato PDF anexo.


The Signposts of Workaholism
1. We find it hard to love and accept ourselves. Work has become our means of gaining approval, finding our identity and justifying our existence.
2. We use work to escape our feelings. Thus, we deprive ourselves of knowing what we truly want and need.
3. By overworking, we neglect our health, relationships, recreation and spirituality. Even when we are not working, we are thinking of our next task. Most of our activities are work-related. We deny ourselves the enjoyment of a balanced and varied life.
4. We use work as a way to deal with the uncertainties of life. We lie awake worrying; we over-plan and over-organize. By being unwilling to surrender control, we lose our spontaneity, creativity and flexibility.
5. Many of us grew up in chaotic homes. Stress and intensity feel normal to us. We seek out these conditions in the workplace. We create crises and get adrenaline highs by overworking to resolve them. Then we suffer withdrawals and become anxious and depressed. Such mood swings destroy our peace of mind.
6. Work has become an addiction. We lie to ourselves and to others about the amount we do. We hoard work to insure that we will always be busy and never bored. We fear free time and vacations and find them painful instead of refreshing.
7. Instead of being a haven, our home is an extension of our workplace. Our family and friends often arrange their time with us around our work, vainly hoping we will finish it and then can be with them.
8. We make unreasonable demands upon ourselves. We aren't aware of any difference between job-imposed and self-imposed pressure. By over-scheduling our lives, we become driven, racing to beat the clock, fearful that we will get behind, and binge-work in order to catch up. Our attention is fragmented by trying to do several things at once. Our inability to pace ourselves leads to breakdown and burnout. We rob ourselves of the enjoyment of conclusion and rest.
9. We tend to be perfectionistic. We don't accept mistakes as part of being human and find it hard to ask for help. Because we believe no one can meet our standards, we have difficulty delegating and so do more than our share of the work. Thinking ourselves indispensable often prevents our progress. Unrealistic expectations often cheat us of contentment.
10. We tend to be over-serious and responsible. All activity must be purposeful. We find it hard to relax and just be; we feel guilty and restless when not working. Because we often work at our play, we rarely experience re-creation and renewal. We neglect our sense of humor and rarely enjoy the healing power of laughter.
11. Waiting is hard for us. We are more interested in results than process, in quantity than quality. Our impatience often distorts our work by not allowing it proper timing.
12. Many of us are concerned with image. We think that looking busy makes people think we are important and gains their admiration. By seeking others' approval of us, we lose ourselves.
Originally appears as pages 7-8 in the W.A. Book of Recovery. This literature is also available as a downloadable PDF file

http://www.workaholics-anonymous.org/page.php?page=signposts

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